miércoles, 8 de enero de 2014

José Antonio Cabrera - POETA


  José Antonio Cabrera
(Sardinal, Carrillo, Guanacaste - COSTA RICA -  1956)

Biografía

          La obra de este autor  ha merecido  galardones en Costa Rica y fuera del país: "Premio Latinoamericano Alfonsina Storni" (Argentina, 1982) y  "Lagoa do Abaeté" (Bahía, Brasil, 1985). Creaciones suyas se han difundido en medios nacionales y extranjeros.

        Poemas suyos se incluyen en diversas antologías:  "Nuevos Poetas Costarricenses" Editorial Costa Rica, 1982), “Asamblea de Poetas” (Recital, Teatro Nacional, 1983) "Universos na esperança de amor e paz" (Bahía, Brasil, 1985) "A l'issue de ce  long moment"(Barré & Dayez Éditeurs, París, 1987 -37 países),  "Hojas Líricas de Guanacaste" (1988), "Por nossa América" (Brasilia, Brasil, 1991), “Povos e poemas”  (Pueblos y poemas)–Edición trilingüe: portugués, francés e inglés de muestras de 200 autores de los cinco continentes (Editorial Universitaria de Portugal, Lisboa, 2003), “Guanacaste escribe” (Ministerio de Cultura, 2004), entre otras.

       Estudios primarios en la Escuela Bernardo Gutiérrez (Sardinal, Guanacaste) y estudios secundarios en el Liceo Nocturno de Liberia. Graduado en Enseñanza del Español (UNA), con estudios en Administración Educativa (UNED), egresado de la Licenciatura en Currículo (UCR) y Máster en Administración Educativa (U. Latina). Se inició como Profesor de Español en el Colegio Técnico de Osa (Palmar) y ha ejercido la docencia en distintas universidades, públicas y privadas.

          En la actualidad se desempeña como asesor independiente de trabajos finales de graduación (TFG)  e imparte cursos relacionados con la comunicación escrita.

_____________________________________________________________

Canto a Guanacaste *

1. Cuando digo Guanacaste

Guanacaste, cuando digo tu nombre,
mi palabra viene como un río
sin cauce,  sin medida,
como las paredes del invierno.
Cuando te nombro,
aquí palpita sangre,
crece el mundo,
somos vegetación y algarabía.
Tierra generosa,
Donde nació esta milpa de mil años,
como una espada mirando el cielo.

Cuando digo tu nombro, Guanacaste,
crecen estas manos incansables,
se me hacen de machete y de rocío.
El sol te mira de frente
y se bebe el llanto de la noche.

2. Guanacaste, patria campesina


"Guanacaste, madre
y padre, hermana del sol y de la lluvia".
Si Nayudel viviera así te llamaría.

Madre chorotega,
milenaria de quehaceres y de halagos,
nadie sabe que eras invencible
en los tiempos de la danta y el tigre.

Debemos defender la magnitud de tu herencia,
desde el principio
hasta la era del crimen y el fuego.

Porque quemaron una parcela de tu historia,
un legado de siglos ancestrales.
Mil años de tu historia
ardieron tres meses  en la plaza,
durante la invasión española.

Pero a vos, patria campesina,
no te quemaron.
Sigues en mitad del llano: sembrador,
jornalero, sabanero, rondero,
programador de computadoras, cocinera,
en fin, pueblo guanacasteco.

___________

(*) Finalista en el concurso literario regional “Gobernación de Guanacaste” (1990)

_____________________________________________________________
A mi Patria
(el Día Mundial del Ambiente)
  
      Al amigo poeta ambientalista David Maradiaga (1968-1995)

1.
Somos lirios.
Nacimos para crecer en el agua,
en el aire, contra el tiempo,
bajo la rigurosa mirada del cíclope
-bajo su ternura-,
ese sol antiguo que nos dice
con las fuerzas del amor:

“Bébanse esta luz que yo les traigo, bébansela,
porque es la madre del agua y de la tierra,
de la flor y del origen.”

La misma luz que nos depara
el sabor innumerable del arroz y del trigo,
la sustancia singular de los mangos,
los mamones, las papayas.
La dulzura sin par del melón y la guanábana,
la velocidad imparable de los ríos,
el verdor sin frontera de la milpa, esa energía milenaria.


2.
Somos esa milpa.
Para nosotros, el agua y la tierra
tienen la historia de raíces.

Procedemos de esa milpa,
de ese maíz que germinó hace ya siglos.
Somos espigas de esa estirpe inmemorial,
de una tierra y una savia
que no conocieron la peste del hacha,
el abecedario del hambre.

De ese sol, que nos habla cada día
por nuestra piel y por el agua,
de esa misma lluvia vinieron:
sombra, manantiales, bosques,
el concierto sin barrera de los pájaros,
el equipaje de mil corrientes
en dirección hacia los mares.
Así nacieron las paredes de las casas,
techos y andamios,
la estructura de la vida pendiente de una rama.

Pero hoy, la espada de Democles
se cierne sobre el tórax de la Patria,
un perro invisible que nos muerde:
un río de furgones con cara de ángeles,
silueta de dragones, humo de centauros,
que anuncian la hora del desierto y la ceniza.

Escuchen el dolor de la madera, la sierra,
a lo lejos, derribando tantos árboles,
rugiendo, abatiéndolos, derrotándonos.



Y se oye un lejano golpe de hacha,
como un latido de un corazón que se acaba.
Miren: el vía crucis intermitente de camiones,
como cadenas que atan la mercancía impune:
enormes billetes con olor a cedro recién cortado,
a laurel tendido en una cama,
con sabor a invierno disecado,
herida atmósfera,
días mutilados,
reducidos a trozos ya sin savia,
en el tránsito hacia una muerte inaplazable.

3.
Si usted aguza el oído
-si aún no ha perdido los tímpanos
por el estruendo de los árboles, al desplomarse-,
escuche alrededor,
en cualquier sitio:

Somos una región sin manantiales, sin pájaros,
sin árboles,
                        sin nosotros,
                                               sin nadie.

Poco a poco van,
                        vamos desapareciendo:
la materia prima del pájaro carpintero,
las guayabas de la ardilla,
la masa de los pericos,
los manjares de las urracas.
Y todo por culpa de las sierras y del petróleo,
las hachas, los camiones, es decir nosotros,
átomos contra el verdor y la esperanza.

Ahora mil ríos tienen una sed insaciable.
Sed de ríos.
Sed de peces,
de corrientes sin regreso ni memoria.
Es la sed que nos apretará la vida
hasta que dejemos de ser,
un día ladridos, cementerio y mármol,
porque seremos desde entonces
un río sin ruta, sin cuerpo, sin Patria.
O seremos esa Patria sin nadie, sin nadie.

Ojalá no estemos destinados para tanta desgracia.
Que nunca llegue ese día que te hayamos derribado,
oh Patria, como a tantos y tantos bosques,
o no te hayamos dejando morir,
como a los ríos, vertientes de tu sangre.

Ojalá no te dejemos a la merced del olvido,
de patentes, sierras y hachas.
Que un verano infinito no nos traiga la hora final,
apretándonos, sin cesar, la garganta.
   
  
Ciudad Neily, Costa Rica, 5 de junio de 1988

(Día Mundial del Medio Ambiente)



_____________________________________________________________________

HOMENAJE A MI MADRE A LOS 19 AÑOS DE SU PARTIDA
Poema: "Gracias, madre" 

A la memoria de mi madre,
Josefa Guadamuz Pizarro (q.d.D.g.)

1.
Para alcanzar el sol de cada día,
su esfera luminosa,
el equilibrio catedral y calma,
evoco la huella de tu paso, madre.

Todo lo infinito que tú tienes,
Toda la luz de tus afanes,
la profundidad de tu sonrisa,
como el pétalo de tus manos,
como tu voz siempre sinfonía.
todo lo llevo en mí,
como en un naufragio.

2.
Todo me duele en tu sofoca.
En tu ausencia,
O cuando surge alguna tos anciana,
algún brote de nostalgia o bruma.
En fin, todo en mí se torna espada
Si hay en tu piel un dolor difícil,
alguna espina en la sangre.

Canto el júbilo reflejado en tu dulzura.
Celebro como nadie tu alegría.
Como una milpa que festeja
el agua del invierno, la borrasca.

3.
A ti se debe mi sonrisa.
Por tu pena se acaba mi alegría.
Porque eres el río que me ha traído al mar.
Indivisible.  Innumerable.

Eres la edad del agua.
Tu vida dura mil años.
En ti, madre, no hay fronteras.
Eres la raíz de todo lo que vive en mí.
Cúmulo, razón, origen.
Siempre serás el astro en torno al cual giro,
mi punto de partida.


4.
Antes, hace ya siglos,
Vivía yo, pequeño y sin nombre, en tu templo.
Vivía ese tiempo sin muros,
como semilla de abril,
como maíz dentro de la tierra.

Una tarde nací y fui otra milpa,
gracias a tu caricia de agua.
Aprendí a caminar y a caer,
porque era un cuerpo pequeño,
un delirio de pasos,
piel de tierra,  ojos de tierra
y un corazón a tu semejanza.

Ahora solo me golpean las caídas necesarias,
gracias a ti.
Tantas veces me enseñaste las espinas de la rosa,
aue pude caminar tú sabes cuánto,
Tú sabes cómo, mirando siempre dónde se cae,
porque nadie cae en el mismo sitio.


5.
Habías esperado tanto.
¡Habías vivido tanto, para que yo sobreviviera!
Inefable es tu amor,
porque nunca de importó morir.
Habrías quedado inmóvil para que yo corriera.
Te habrías quedado sin voz para que yo cantara.
Me protegiste de los muros.
Tu vocación es, fue salvarme.

Gracias, por indicarme la noche y sus puñales.
Por armarme caballero de la guerra por la paz,
acróbata del hambre y príncipe de caídas.
Por liberarme del ruido del cencerro,
para emprender un vuelo de gaviota, sin determe.

En fin, gracias por decidir para mí los mejores cauces.
Por encender esta llama.
Por abrir esta trocha que se va haciendo camino.
Por forjar esta palabra que quiero ser,
este intento de escribir con mayúscula
la raíz de tu alegría.

_______________________________
HOMENAJE A MI MADRE A LOS 19 AÑOS DE SU PARTIDA
Soneto "Claveles para mi madre" 
Estos claveles para mi madre (soneto)
A mi madre, Josefa Guadamuz Pizarro (q.d.D.g.)

Sí, vengo de tu piel encadenada.
Vengo de tus pétalos de dulzura.
Procedo de tu amor, de la ternura,
ahora con su luz amurallada.
                   
Sin ti, soy como una noche enmarañada,
la aurora sin rocío en la espesura.
Si no vuelvo a ti, región de altura,
si no acude tu voz a mi llegada.

Te entrego los claveles prometidos
porque vivo en los huertos que plantaste.
Florecerá todo lo que perdimos

en el árbol de amor que tú sembraste,
por el fruto que somos, porque fuimos
la guerra del dolor y tú triunfaste.

________________-_______________
Mil caminos en los
Umbrales de un nuevo milenio*

Una nueva manera de leer el mundo.
Una palabra distinta para cantarle a las cosas.
Escribir de modo diferente la aurora del crepúsculo.
Una barca que nos lleve al otro lado del océano.
Otro invierno que nos llueva por dentro.
Un río que construya nuevos cauces,
puentes que nos lleven a otros territorios,
a otros mares, a otros montes.

Se trata de que no nos arrastre la marea,
de que no nos tiren huracanados vientos
(como si fuéramos hojas secas hacia un mar sin regreso,
como hacia un cementerio).

De fronteras que nos unan.
De nuevos faros que iluminen otros puertos,
otras salidas, otra ruta en el mapa de la Tierra,
otro surco, donde siempre nazca una espiga humana,
una cosecha mayor.
Una fuerza que nos haga parir mil ideas.
Un cúmulo de voces en el desconcierto
de un bosque de respuestas
para cada pregunta que nuble el sendero.

Mil caminos hacia un encuentro con un día inédito,
este milenio intruso
que nos trajo su equipaje de rosas y serpientes,
todas sus tribulaciones y sus besos.

Se trata de un tiempo duro y dulce,
que reclama sólo respuestas,
que nos reclama a nosotros de cuerpo entero,
sin pretextos,
con el fervor de una Patria terrenal, vivos.
Vivos a la salida del túnel.
Vivos, en la noche más incierta de las épocas.

________________________________________________________
(*) Poema escrito en Ciudad Neily, Costa Rica, en las últimas horas del 31 de  diciembre del año 2000, último día del siglo XX, horas antes de iniciar el Siglo XXI y, con este, el tercer milenio.



América *

Desde ese momento,
la cuenta del tiempo caminó por otro lugar,
como si de repente los pájaros empezaran a volar por debajo de la tierra.

                                   JOSÉ LEÓN SÁNCHEZ (Tenochtitlan)


1. Antigua América

Eras, América, la superficie virginal
de selvas, cataratas en las que el agua
y su tromba, tenían vuelo de quetzal,
sonrisa de arco iris.

En tu espalda, pura como el rocío
antes del alba, con un sol de frente,
bebiste senderos, altitudes que en tu transcurso
eran plata, carbón y cobre.
Eran oro y salitre.

Eras labriega, incansable,
en tu trono de espesura,
con un gesto de milpa verdadera,
cabello de espiga, hermana de la patata,
ebria de una libertad sin orígenes.

Guerrera contra ti misma
en los tiempos difíciles,
en los recodos del camino,
fuiste lanza contra el músculo de la tierra,
tu tierra. Tú, el átomo
que nos deparaba una y otra milpa.
Fuiste, contra los más sagrados designios,
sangre combatiente en la cumbre de una lanza,
soledad disminuyendo la población de tus distritos.
_______________________

(*) Incluido en la publicación No. 15 de la serie “Temas de Nuestra América”, Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional de Costa Rica (IDELA), 1990.  Publicado en el libro: “Por nossa América” (1991), por la Sociedad de la Cultura Latina (Sao Pablo, Brasil, 1991)  al conmemorarse los 500 años de la invasión de América por parte de los españoles – Incluido en la antología “Povos e Poemas” (Pueblos y poemas)–edición trilingüe: portugués, francés e inglés de muestras de 200 autores de los cinco continentes (Portugal, 2003) Publicado en la revista brasileña “Poietiké” (1985) –



2. América invadida


Conocimos el itinerario de los peces en el agua,
habitantes del oro, el barro, la piedra
y el musgo.
Fuimos la corriente en la historia de ese cauce,
árbol de lealtad
y  nos deforestaron,
desde el  Río Bravo hasta la Tierra de Fuego.

Era la primera página de la Profecía Ah 8,
dictada por los ancianos,
que conocimos antes de la estaca,
sus rigores de fuego, como contra el ganado,
el poder calcinante del hierro
en el hombro y en la cara.


3.  América perseguida, combatiente,  sacrificada.

Allá, aquí, murieron capitanes
entre la pólvora y la sangre.
Allá, aquí, no pudo la multitud
contra la llama de Hernán Cortés,
quemando madrugadas.

Inti, el dios del Sol se llenó de heridas
cuando la Profecía Ah 8 se perpetuaba en ti...
¡Aquella esperada visita
de los dioses verdaderos, no invasores,
("viracochas") con fusil y barba!

¿Acaso un Quetzalcóatl extraño...?
Declaraciones deicidas
y todas la  sílabas de la sangre...
La furia de un ciclón definitivo...
Los cuatro caballos que desbarataron,
más tarde, a Túpac Amaru,
el último de los mártires.

Dioses inventados se clavaron como un pedernal sin fin
en cada repliegue de los días...
Fue creciendo un día de obsidiana en ti, América invadida.
Como secretos paralelos
a la sangre y sus abismos,
dos hijos de Pizarro nos hirieron calendarios.

El humo de la última ceremonia
anunció una era implacable
que trocó el canto y las danzas milenarias
en furia, pavor y cautiverio
hasta arrancarnos toda Arauca.



4. América desolada

Borraron de un diccionario que creíamos perpetuo
las más altas palabras.
Nos hundieron la bayoneta en el lenguaje.
En la creciente de los ríos.
En el canto interminable del urutaú.

La quena no pudo cantar: extendió un lamento
multitudinario, inaplazable.
Más allá de la travesía inmemorial del cóndor.
Más allá de la espada  fronteriza de la noche,
donde se superponen los colores del quetzal,
en ese herido vuelo, y un arco iris vapuleado
por fusiles.

Solo una muerte canta el cuatro sin charango.
Tenochtitlan nos dice adiós, naufragando
y muriendo, entre el fuego y el agua.

No era de fuego la tierra:
se hizo incendio a fuerza de balas.
Era magia aquí, pólvora allá.
No pudo el tiple con cuatro atabales.



5. América inapagable

Es, eres América, desflorada, desnuda,
herida por el océano:
Somos tus hijos, a la sombra del origen,
hasta el hueso.
Gotas de la misma sangre.
Rotos por el mismo palo de fuego (1)
en los ríos y en los Andes.

La misma ocarina de animales.
El grito de la misma quena.
La misma pobreza que espera
debajo del poncho.
¡Los mismos caites! (2)

La misma pollera (3) te cubre, América golpeada,
mi querida Patria bolivariana.
Somos tus hijos legítimos,
a pesar del crimen, a pesar de las murallas,
madre ancestral.
Dulce América inapagable.

___________

(1)  Palo de fuego: designaba al fusil o bayoneta, en las lenguas indígenas.

(2)  Caite: sandalia de cuero (vocablo propio de América Central)

(3) Pollera: falda externa del vestido femenino (americanismo)

Historia de fatigas


1.
Hoy no nos duele la sombra.
Nunca nos duele.
Es el paso inevitable
que se cifra en el surco,
el nacimiento un cañaveral,
una flor,
un martirio.

2.
Hoy es un día de raíces.
Somos habitantes de la piel de dos seres.
Eres tiempo luz,
templo del naufragio.
Ya soy vértigo,
el último recodo del agua que te baña,
la espada radiante de una noche
sin estrellas.

No tengo aire,
ni tromba,
ni salitre.
Te declaro heroína y frutal,
mi única sonrisa.

Ya conozco la frontera de los límites.
Ya soy río inexistente, mar sin predominio.
Ya tocas la puerta principal del gozo.
Ya todo es dulce, trueno, savia:
han nacido todos los relámpagos.

3.
Somos la Constelación del Águila.
Por un instante conocimos la hoguera
en el arrebol más lejano del agua.
Desde entonces nazco sin cesar,
ciego en la profesión de ser en ti,
aunque canceles la luz de los espejos
(la pésima costumbre de repetir los rostros),
siempre, hasta que el sol aparece en escena,
quebrándose en el mar, naufragando,
derrotado por la noche o por el día.




Esta es mi rendición.
Nada te sustituye:
cada siembra,
cada parcela de abril,
es un átomo que me somete a tu heroísmo.

4.
Nunca supe de otros mundos
para habitar el trueno,
la miel que profeso
recluido en celdas inmemoriales,
cúmulos de fortaleza y musgo,
mi lluvia de galopes
extendiéndose
en la oscuridad de tus distritos.

Esta es mi rendición definitiva.
No hay estado ni sitio
para tu catedral de furia,
los cuatro caballos:
mi batalla central,
mi "Waterloo".

Por fin poblamos la casa del delirio,
la gestación de mi caídas,
génesis y permanencia del mundo en cada pacto.




___________________________________________________________________


SELECCIÓN DE POEMAS DEL LIBRO "COMO UN RÍO"
ANTOLOGÍA POÉTICA




1978-1998






Amor a tientas*


A esas mujeres,
porque  reparten el amor a tientas.


Tu cuerpo es anfitrión y campanario,
un flechazo de luz doliente
que deja en plena libertad tu territorio
y se sumerge en el azul más rojo de tu abismo.

Alguien te sembró como una milpa
en el desierto que aplaude solo caídas.
Tienes un sendero oscuro batallando con la luz,
sin himno.
Dos astros que se pierden con sus ojos negros,
como círculos.

Crepuscular y oscura,
sacudes tus montañas y pierdes tus praderas
en el azul  más dulce de tu incendio.

Tienes un sendero oscuro clavado en la pupila,
la boca raída por el beso,
la noche atajando corpiños.
Es tanta la soledad derramada en tus rocíos.

Tu cerveza me invita a desvivir contigo,
noche a cuerpo en la memoria.
Aplaudieron tu paso que sonríe,
tu prenda en vuelo,
la primera piedra que fulgura.
¿Sabes?, esta noche sí es oscura.
Los aplausos derrumbaron las estrellas.


__________________

( * )  Premio Latinoamericano de Poesía Alfonsina Storni (Fundación Givré, Argentina, 1982)
       Publicado en el Suplemento “Áncora” del diario La Nación (1982)
       Incluido en la antología “Guanacaste Escribe” (Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, 2003)



Identidad *


Somos dos territorios desatados por la espuma,
un desenfrenado total al borde del estrépito,
porque se reincorpora la semilla
y es profesora de esta siembra,
región sin tregua de lo puro.

Decretas tuyo el mar, tuya el agua
que nos trajo el invierno.
La inquietud perenne de la uva, todo el vino,
porque la copa es asunto de etiqueta
y no hay cristal para tanto ejército.

Deberemos confundirnos en la borrasca,
a merced del musgo encendido por los besos
y un abrazo torrencial que nos apremie.

Se trata de celebrar la miel de este suplicio,
la entrega del silencio como un grito,
mil canciones oficiadas como pétalos,
y que ejerza el lirio la presidencia.

_____________________

(*) Premio Internacional “Lagoa do Abaeté” (Bahía, Brasil, 1985)
    Publicado en el libro: “Universos en la esperança de amor e paz” (1985)


Canto a Guanacaste *


1. Cuando digo Guanacaste

Guanacaste, cuando digo tu nombre,
mi palabra viene como un río
sin cauce,  sin medida,
como las paredes del invierno.
Cuando te nombro,
aquí palpita sangre,
crece el mundo,
somos vegetación y algarabía.
Tierra generosa,
Donde nació esta milpa de mil años,
como una espada mirando el cielo.

Cuando digo tu nombro, Guanacaste,
crecen estas manos incansables,
se me hacen de machete y de rocío.
El sol te mira de frente
y se bebe el llanto de la noche.

2. Guanacaste, patria campesina


"Guanacaste, madre
y padre, hermana del sol y de la lluvia".
Si Nayudel viviera así te llamaría.

Madre chorotega,
milenaria de quehaceres y de halagos,
nadie sabe que eras invencible
en los tiempos de la danta y el tigre.

Debemos defender la magnitud de tu herencia,
desde el principio
hasta la era del crimen y el fuego.

Porque quemaron una parcela de tu historia,
un legado de siglos ancestrales.
Mil años de tu historia
ardieron tres meses  en la plaza,
durante la invasión española.

Pero a vos, patria campesina,
no te quemaron.
Sigues en mitad del llano: sembrador,
jornalero, sabanero, rondero,
programador de computadoras, cocinera,
en fin, pueblo guanacasteco.


___________

(*) Finalista en el concurso literario regional “Gobernación de Guanacaste” (1990)



Días amargos

Hay días que nacen con una atroz locura e improperios.
Hay pedazos de muerte
y un eterno calendario de hipotecas.

Hay días amargos,
con ese sabor a palabras ocultas
a noticia puñal, si no hay un camino, una ruta
que nos lleve, sin esta mueca de hambre,
sin estas manos extendidas,
esta boca, esta sed.

Hay días con la cabeza envuelta...
Parece que les da vergüenza.
Hay días de pájaros cautivos.
Son esos días sin nombre y qué importa:
se tapan la cara en los parques
para que no adivinen la historia.
Lo dejan caer como si fuera un papel
que se convierte en mariposa blanca...

Hay días que nacen con furia,
contra todo lo que desencadena el martirio.
Quisieran disparar este dolor,
como en una celebración de todo y nada,
dejarlo  ir hacia la otra parte del mundo.
Soltarlo definitivamente y que vuele,
como esos pájaros
que hacen una noche en las mañanas.
Que florecen allá, en la basura de las calles
o en las vísceras de un potrero.

Hay días que nacen para guiñar el ojo a las heridas
y decirles que no, que no podrán detenernos
cuando por dentro nos crece un milagro.

Palmar Norte, Costa Rica, enero de 1982


Nostalgias y oficios

Soy hombre: duro poco y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba: las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
También soy escritura y en este mismo instante alguien de me deletrea.
OCTAVIO PAZ

En Sardinal, hace ya siglos, nació mi espera.
Crecí a la altura del bledo,
en la extensión del guácimo y de la sombra.
Devoré montañas, con la furia del machete.
Inventé la socola,
para ser peón en los cañaverales,
en las rondas y en las milpas.

Allá, en la región más cercana a la vida,
fui centinela de esa espuma que se aloja
a un lado del camino,
como si el zacate naciera con sandalias de nube.

Fui sabueso del garrobo, espía de los armadillos,
acróbata en pos de alguna fruta,
testigo de la serpiente en el sigiloso silencio.

Allá, donde habita el cornizuelo
y un "paravós" (*)  sin alas, perdido en esa letanía inexplicable.
En aquel pequeño país de claveles y hormigueros,
nací con piel de tierra, manos de tierra, ojos de tierra.

En mis músculos floreció un día de fatiga,
clavado, como un tatuaje, en el surco.
En el matorral de mi cabello,
creció una noche leyendo estrellas.
Aprendí a crecer mirando el sol de frente,
como una torre de maíz, ante el espejo de un riachuelo,
que de repente se quiebra.
Escalé desafiando la fuerza de gravedad,
y pude ver, desde lejos, lo que fue mi casa.
Y un día sacudí un árbol todo lo que podía,
para provocar una lluvia de mangos.
En mi espalda, recibí una lluvia de avispas.
Fui prisionero del cultivo.
Héroe del músculo y arado, bajo la lluvia.
O combatiente contra el imperio de una sed ya sin labios.
Así era, así es mi padre.

___________________

(*) Paravós: Onomatopeya de un pájaro propio de la provincia de Guanacaste.



Todo se fue achicando: el patio, el aire,
el agua residual que había en el pozo.
Alguien cercenó el vuelo de los pájaros.
Alguien proscribió la lluvia.
La milpa dejó de crecer.
La semilla dejó de germinar.
La tierra se bebía el agua, como un abismo.
Como un sediento abismo.

Hoy no tengo pala, ni machete, ni el suplicio
de ver derrumbarse las paredes de mi casa,
de sentir los escombros caer a veces en mi espalda.
El perro muerto de rabia.
La yegua parida en el monte
y nosotros mordiendo a duras penas un jocote,
sumidos en un sopor mitad llanto y mitad furia.

En Sardinal  nació mi espera y mi poesía.
La verdadera cara de la vida.
Allí conocí la fruta del paisaje, la otra calle,
el capullo, el crepúsculo.
La niebla que se posa entre la realidad y el olvido.

Desde entonces sé de un  país que se llama casa
y de una sombra que me dará albergue.
Desde entonces vivo en esos umbrales
y cabalgo en esos aleros.





Como un río                                                               
                                      Esta es la hierba que crece donde quiera agua    
                                          Este es el aire común que baña el mundo.
WALT WHITMAN

Cuando vuelvo la proa
hacia la ruta del origen
acude a mi estandarte
el soldado del surco,
la azada combatiente por el fugitivo
y el sabueso, por el verdugo
siempre flagelando,
siempre con arterias en la púa.

De tarde en tarde
fui peón de la socola,
jinete en la vigilancia de la milpa
que me dio la  altura de espiga,
y un sol.  
Entonces conocí la cólera
de la hormiga en su país,
militante soberanía,
supe de la delicia de la miel y panal,
el rigor con que protestan las avispas.

Mordí la angustia de verse derrumbarse
las paredes de mi casa transitoria,
bodega de profesión,
rascacielos que  sonríe y brinda albergue.
Bebí una furia pequeña, insuficiente 
y quise edificar casa por casa, reconstruirlas.

Entre tantas nostalgias y oficios,
fui cosecha, cañaveral,
una noche y un revólver, madrugada   y  “no proteste”.

Después de la catástrofe hubo heridas,
emergencias descalzas y todo 
porque una tarde
escribió una cirugía mayor en mi camino.
Después fui vigilancia y palabra,
pero nunca aprendí a detenerme.





OTROS POEMAS - POEMA 1 - TOMADO DEL LIBRO PERDIDO ITINERARIO:

No hay adónde ir
para clavar en lo profundo
el puñal de la duda.

Para arrancarnos de la piel
esta insignia de muerte,
esta marca en la sangre de los días.

Porque nos arrancaron la alegría
del calendario.
La vocación del tiempo
es vencer la esperanza,
taparle la cara
en el sainete de las horas.

Por eso los relojes
saben de agujas en las costillas.
De aceras sin prontuario,
aire en los estómagos
y de frías ráfagas en la espalda del abandono,
un dolor endémico en la noticia,
un escándalo con su cuota de olvido.
Construyeron la mañana con los ladrillos de la noche.

________________________________________________

HOMENAJE A MI PADRE


Fruto verde, fruto maduro *

                                               A Socorro Cabrera Corea, mi padre,
                                               habitante de Cieneguita, Limón

Padre: hay muertos difíciles de enterrar
y creo haber enterrado recuerdos
con olor a podredumbre,
los puñales que asesinaron el tiempo,
los días de obsidiana, los vidrios que nos cegaron,
la iniquidad de abandonarte,
de abandonarnos todos así,
a prueba de calendarios,
la depresión, el dolor, los percances.

Perdón por ser fruto verde para la vida,
vendimia de barbecho para una milpa verdadera...
Por ser esa daga invisible, que hiere por dentro,
y que su herida de sal nos mata a plazos,
que va dejando un rastro de sangre,
ese rostro esculpido con gubia.
Perdón por ser una espada de Damocles,
después de regalarme la luz de las palabras.

Quizás no nos merecíamos tanta dureza,
que se multiplicó con la furia del tiempo...
Nadie merecía sufrir un dolor incurable,
una herida que se niega a cicatrizar...
Las lágrimas se saldaron con más lágrimas.
Éramos frutos muy verdes para anudar vidas tan rotas.

¿Para qué sorber de un solo golpe la misma pesadumbre,
con todo el vinagre y sus cuchillos…
Aquí el bisturí dolió más.
La condena fue más grave que la culpa.
De pronto uno necesita ser libre,
ser fruto maduro para el amor.
Perdonar, tolerarnos, es degustar la fruta madura.
Hablar de lo sublime, aprender a contemplarnos
y darle gracias a Dios porque existimos.

________________________

(*)  Homenaje humilde a mi padre, quien fue mi primer maestro: me enseñó a leer y a escribir,
     antes de ingresar en la Escuela Bernardo Gutiérrez (Sardinal, Carrillo, Guanacaste)